lunes, 22 de enero de 2018
martes, 16 de enero de 2018
Fin del Almanaque de alacranes
Y ahora sí, adiós. He aquí la última hoja del Almanaque de alacranes. Lo he pasado muy bien con vosotros. Muchas gracias por haber acogido a mis ponzoñosas mascotas:
Tras mil pinchazos y afanes
dados a izquierda y derecha,
hoy firman su última fecha
mis nocivos alacranes.
GLOSA
Y parece que fue ayer
cuando, con pompa y empaque,
comenzaron a morder
en las hojas sin hacer
de mi tóxico almanaque.
No han sido nada holgazanes,
han trabajado a piñón,
y por eso mis truhanes
piden ya jubilación
tras mil pinchazos y afanes.
Nacidos para picar
y provocar escozor,
han sabido envenenar
sin provocar escozor
ni llegarnos a matar.
Certeros como una flecha,
han escrito en breves trazos
el perfil de cada fecha
con mil y un aguijonazos
dados a izquierda y derecha.
Si no es mérito el veneno,
la constancia sí lo es,
y fuera de algún traspiés,
cada día ha estado lleno
y completo cada mes.
Tienen el alma maltrecha
y extenuada, por cierto.
Con la maleta ya hecha
para volver al desierto,
hoy firman su última fecha.
Descansad en vuestro asilo
de solaces ermitaños
con el tórax bien tranquilo
de haber esparcido daños
con vuestro tóxico estilo.
Yo os di el ser y yo os libero
para que hagáis vuestros planes
y envenenéis con esmero
por vuestro propio sendero,
mis nocivos alacranes.
lunes, 15 de enero de 2018
Alacrán número mil
Alacráneo pone su particular colofón al Almanaque, que con hoy llega su aguijón número mil. Mañana descansarán en paz:
Este librito es la tumba
de unos poemas, que son
la tumba de unas ideas,
que son la tumba de un yo.
miércoles, 10 de enero de 2018
Alacrán criticón
Alacrante se explaya en un último repaso a diversos estratos profesionales:
Si algún código penal
permitiese hablar sin cuota,
le diría a más de un nota
que lo suyo no es normal.
A ese rey de la canción
(o más bien del decibelio),
más creído que evangelio,
más subido que inflación,
si me ofreciera ocasión
le diría sin bozal
que lo suyo no es normal.
Al gurmet de restaurantes
le gritaría en su cara
que escuchara que es cuchara
y no pluma de Cervantes,
ni nos venda por entrantes
lo que entra hasta en un dedal,
que lo suyo no es normal.
Al periodista de fuste
que se cree canciller
le haría no entretejer
la verdad con el embuste,
y le guste o no le guste,
que aprendiera a ser plural,
que lo suyo no es normal.
Al escultor que es un astro
pero no tiene taller
y lo que hace es exponer
como obra de arte un camastro
que ayer adquirió en el rastro,
le soltaría tal cual
que lo suyo no es normal.
Al modisto con poderes
de mudar modas de un día
según quiera, le diría
que le eche un par de alfileres
y haga ropa a las mujeres,
no a rectángulos sin sal,
que lo suyo no es normal.
A la modelo que anhela
que un modistillo de ésos
le amortaje bien los huesos
que ella expone en pasarela,
le bordaría en la tela
sin ponerle epidural
que lo suyo no es normal.
martes, 9 de enero de 2018
Confesión de un notario
Alacrante, que es un chismoso, se valió de su tamaño minúsculo para colarse en un confesonario mientras un escribano confesaba sus faltas y pecados a un cura:
Confieso que soy notario,
Padre, cincuenta años ha.
Multiplique usted por eso
mis pecados y verá.
Al revés que los poetas,
mi pluma puede afirmar
que vivo de la escritura
y soy rico como un zar.
Mas también confieso, Padre,
que me dedico a plagiar,
porque firmo lo que otros
me presentan y ya está.
Y nado tanto entre Notas
que en vez de fe, ya doy fa,
y claro, Padre, me pasa
que apostato sin parar.
De hecho, por ser tan melómano,
busco siempre con afán
que sea cantante y sonante
toda gestión notarial.
Y ahí, ahí se ve, Padre,
dónde suelo tropezar:
mi pecado más frecuente
es sin duda el capital.
¿Qué haré, Padre? ¿Cómo puedo
ganarme la eternidad?
¿Yo, que a todos doy Poderes,
no me podré a mí salvar?
Éstas son todas mis culpas...
Pero bórrelas y en paz,
porque si yo no doy fe
la que da Dios no valdrá.
viernes, 5 de enero de 2018
Alondra
Los alacranes se están volviendo blandos a lo último. Candidalgia toma el poder:
Sobre la carretera
que cruza el campo
la alondra picotea
granos de asfalto.
Y ante unas ruedas,
apura los centímetros
hasta que vuela.
jueves, 4 de enero de 2018
Una vez más —la última—, Candidalgia rinde homenaje a Córdoba, concretamente a la Torre de la Calahorra, que preside el puente romano desde la otra orilla.
TORRE DE LA CALAHORRA
La torre de un tablero de ajedrez,
el prisma de basalto de un volcán,
el trono donde reina Abderramán,
la cárcel ribereña de un gran pez.
La Córdoba más llena de altivez,
la puerta que le sirve de zaguán,
el mirador al que las aguas van
a hacerse retratar por una vez.
Su nombre, Calahorra. Su perfil
aspira a recia efigie de blasón,
su piedra tiene timbre de añafil,
de trompa belicosa a cuyo son
la Historia escribe un libro en cada atril
y en cada atril compone una canción.
Por cierto, ¿cómo queda mejor el soneto? ¿En la forma acuñada por Candidalgia o en esta variante de Chis, que propone sustituir el último terceto por este otro, con un genial verso final?
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