viernes, 30 de junio de 2017

Recollectio máxima

Viperio a Candidalgia en un soneto que imita a esos barrocos que consistían en una enumeración de tres o cuatro elementos sobre los que se decían cosas en paralelo que al final se recogía en un último verso recolector y conclusivo. Viperio, siempre desmedido, aumenta los elemtnos enumerados y luego recolectados a once. ¡Qué bestia el tío!

Eres el mar sin barco ni timón,
el pan de ayer, indómito a mi diente,
la luz que pago religiosamente,
la miel que más seduce al moscardón,

la sal que me produce hipertensión,
la sed que da después de ese ingrediente,
el ser que quita el ser al más valiente,
el son que suena en mí sin ton ni son,

el sur donde se suda a tutiplén
y el sol que siempre sacas de farol.
Todo eso eres y algo más, mi bien,

descrita en monosílabo español,
o dicho en una frase más fetén:
mar, pan, luz, miel, sal, sed, ser, son, sur, sol.


jueves, 29 de junio de 2017

Haiku del madrugón

Después de la larga fábula de ayer, hoy algo más comedido, servido por Alacrante:

¡Qué bofetón
da el sol al ojeroso
trasnochador!


miércoles, 28 de junio de 2017

Fábula de Telesto y Saturno

Alacrón vuelve a las andadas con una fábula astronómica y surrealista:

Telesto es un satélite minúsculo
que corteja a Saturno. Un telescopio
capaz sólo lo ve como un corpúsculo
rondando el astro con trayecto propio.
Pues bien, se dio una vez la circunstancia
de que el satélite, en un raro encuadre,
se alineó en tal punto, a tal distancia
y a tal altura de su inmenso padre
que desde nuestra Tierra se veía
Telesto en el perfil y los filillos
de la fantástica bisutería
que tiene su planeta por anillos.
Fue visto este fenómeno nocturno
por un astrónomo, y pensó, al ver esto,
que el borde de un anillo de Saturno
era un monte elevado de Telesto.
Y tan altísimo que, más que un bolo,
Telesto parecía un dardo bruno
que se alargaba desde polo a polo
dispuesto a dispararse hacia Neptuno.
Ante un hallazgo de tan gran valía,
la ciencia se hizo lenguas del diverso
relieve y la indudable hegemonía
de aquel otro Everest del Universo.
Supo el satélite que el ser humano
consideraba esa ilusión o treta
del ojo el mirador más soberano
hallado en ningún astro ni planeta.
Sabiendo un espejismo su collado,
oyó no obstante aquel humano arrullo
y, en lo más hondo de su núcleo inflado,
no pudo menos de sentir orgullo.
¡Cósmica vanidad! Tenemos miras
tan fatuas que, cuando metemos ruido,
somos capaces de admitir mentiras
con tal que nos regalen el oído.




martes, 27 de junio de 2017

Frases de amor

Chis se ha enamorado locamente de Candidalgia, bebe los vientos por ella. Para muestra, un botón:

Tanto te adoro, mujer,
y me tienes tan loquito
que he llegado a no comer
cuando no tengo apetito.



lunes, 26 de junio de 2017

Oficio enigmático

Alacrante, el alacrán más dado a emponzoñar oficios, nos ofrece en este aguijón (recogido de mi novela Videojugarse la vida) lo que él llama un enigma. ¿A qué se dedica el currante de los siguientes ocho versos?

Los hay que no pintan nada 
o que se las pintan solos 
para que todo les venga 
que ni pintado y a tono.
Mas yo, con mi mala pinta,
cuando tal vez los negocios
pintan bastos, me sitúo
entre Pinto y Valdemoro.


sábado, 24 de junio de 2017

Día festivo: Letra y nube, de Juan Antonio Bernier

LETRA Y NUBE: FRAGMENTOS DE UNA CANCIÓN QUE NO SE OYE

Confesaré mi metedura de pata con este libro de Letra y nube (Pre-Textos, 2017), el día de su presentación oficiosa, cerca del cordobés Cristo de los Faroles. Tuve la fortuna de cruzar unas breves —las primeras— palabras con Curro Bernier a raíz de la audición (sí, audición, como en las salas de conciertos) de sus versos. Sorprendido por la extrema brevedad de sus poemas (el más largo alcanza ocho líneas), quise dármelas de crítico perspicaz y los quise calificar de aforísticos. Juan Antonio se apresuró benévolamente a discrepar: por encima de lo lapidario (que no existe, porque aquí no hay piedra: todo está latiendo) está lo lírico. Hoy soy yo el que más disiente de sí mismo. En los poemas de Letra y nube no se detecta la deliberada y fría sentenciosidad del aforismo, sino la inmediatez espontánea y palpitante del estribillo lírico, como si cada poema fuera parte de una canción más larga de la que Juan Antonio solo nos transmitiera lo fragmentario: la esencia de la quintaesencia.

SONIDO: SU NIDO

La nieve en el alba,
el alba en el filo,
en el filo el ave,
el ave en su trino.

¿Para qué decir más? Podría alargarse el poema con una pintoresca descripción de amaneceres y plumas, pero entonces no tendríamos el brillante tallado, sino la veta basta y opaca de carbono.

Confieso que acabo de hacer trampa. He emparentado estos versos con la lírica castellana más genuina y popular, de estirpe medieval y renacentista. La asociación no es mérito mío. Cuando le alabé a Bernier, entre otras virtudes, la elección de la rima consonante —ya hay que estar loco— de algunos de sus poemas, me declaró que la inspiración de este poemario partía en cierto modo del aire sentencioso, escueto, musical y, sobre todo, extremadamente lírico de la ancestral poesía castellana.

Es una de sus virtudes, no la más valiosa, pero sí preciosa: la sonoridad. Confieso que hay poemas que, como una buena canción, han estado cantándome en la cabeza durante varios días:

NOCTURNO

Oscuramente ardía
detrás de la alambrada
la luz anaranjada
de la refinería.

O la que abre el libro, perfecta como una esfera:

EL ECLIPSE

Para volver en sí,
la luz de la mañana
compuso en la ventana
un paisaje sin mí.

La mayor parte de estos poemas nacen de la observación. El yo lírico se desvanece, más bien se transfigura en el paisaje contemplado. ¿O es más bien al revés? ¿Es el paisaje, la naturaleza, los objetos quienes componen su particular naturaleza viva en el alma de Bernier?

NUEVA GRAMÁTICA DE AQUÍ

La esfera es imperfecta.
En la flor del granado
fructifica otra esfera.

SORT SOL

Nubes de plancton.
Los estorninos son
seres acuáticos.

Por último, y para no subvertir con palabrería el espíritu de Letra y nube, no quisiera dejar pasar un aspecto que ya me llamó la atención en el anterior libro de Bernier, Árboles con tronco pintado de blanco (Pre-Textos, 2011): la primoridial importancia del título, acrecentada aquí por poemas tan breves, tan breves que los títulos parecen primeros versos desgajados del poema, con el que incluso emparentan por la rima:

MEDITACIÓN JUNTO A UN SAUCE

¿Beber un vaso de agua
me convierte en un cauce?

DE LA FRAGILIDAD

Un sépalo que envuelva
al pétalo solar.


Con todo, junto a estos, hay poemas agrupados bajo un título genérico o bajo un simple número arábigo, lo que revela el esfuerzo de Bernier por podar su expresión hasta las últimas consecuencias. Y a propósito de esto (y ahora sí calla la prosa), en algo sí discrepo con Juan Antonio Bernier. Recuerdo haberlo oído tachar su propio título de cursi. Mentira: es tan certero como definitorio. Letra y nube: letra tan etérea, tan casi muda que se evapora y se va, como una nube. No por semejanza real, sino por afinidad de intenciones, me recordó al último poemario de José Mateos, Otras canciones (Pre-Textos, 2016), en las que el poeta jerezano soñó con «escribir unos poemas tan sencillos, tan desnudos, que parecieran invisbles». Esa es la virtud de estos poemas de Bernier: parecer invisibles, pero latir con vocación de eternos.

viernes, 23 de junio de 2017

Regalo para regalo

Los hay detallistas a más no poder, como este que vio Chis:

Compró papel de color 
para regalos Gonzalo,
y le dijo al vendedor:
―¿Lo envuelve para regalo?


jueves, 22 de junio de 2017

Sísifo y los profesores

Alacrante, aguafiestas donde los haya, dedica a los maestros este picotazo para que se les quite tanto alborozo y tanta dicha por el fin de curso, porque ya mismo está aquí septiembre y vuelta a empezar:

Y ya que he llegado al fin
de este curso penitente,
como a Sísifo, mi afín, 
¿se me cae por la pendiente
y empiezo otra vez, jolín?


miércoles, 21 de junio de 2017

Cerebros

Me parece que Ponzoñón tiene algo en contra de ciertos deportistas, sobre todo cuando abren la boca.

Se pesó en un instrumento 
un balón de reglamento 
y la dura cocorota 
de un futbolista. ¡Qué invento!
¡Pesaba más la pelota!


martes, 20 de junio de 2017

La arroba, segunda parte

Abundando en la misma pulla de ayer, Viperio vuelve a arremeter contra la arroba sonetilmente, en respuesta a quienes argumentan que oponerse a la modernidad (si así puede llamarse a lo políticamente correcto) es de rancios:

¡Oh docto caballero, no le subas
arrobas al lenguaje, que lo agachas!
¿Qué entiende él de machos ni de machas
ni de los nuevos piensos que le incubas?

¿Habremos de embriagarnos como cubas
y, en fe del nuevo idioma que remachas,
enterrar ya las haches y las hachas,
pisar también las uves y las uvas?

La arroba no me arroba —lo confieso—,
desde que un Cid la convirtió por vieja
de medida en vocal y perdió peso.

Y a riesgo de volverme negra oveja,
la lengua es como un buen jerez. Por eso,
yo no la llamo rancia, sino añeja.


lunes, 19 de junio de 2017

La arroba no me arroba

Mi novela Videojugarse la vida, pródiga en picotazos, dedica este a aquell@s (léase aquéllaos) que siembran su habla de todos y todas,  de nosotros y nosotras, de españoles y españolas, cuando no de barras oblicuas de este estilo: A los/las padres/madres de los/las alumnos/as matriculados/as en este centro penitenciario, que diga, educativo. Algun@s piensan que tiran por la calle de en medio cuando ponen una arroba como una banderilla en el sufrido lomo de cada palabra, pero no hace más que dar la razón al lenguaje mefíticamente correcto. Por eso, Viperio, que se toma muy a pecho los ataques al idioma, escribió este soneto a tod@ l@s que usan la arroba. ¿Qué? ¿Que yo también la acabo de usar? ¡Maldita sea! Eso me pasa por convivir entre tant@s infectad@s:

Hay petulante que, por darle coba
al sexo opuesto, admite y aun alaba
una a tan larga y de raíz tan brava
que algunos han notado que esa a roba.
Con sus arteros círculos emboba
so capa de moderna a quien acaba
cada vocablo con la ruin rebaba
de un signo que por algo es algarroba.
Las modas son las modas. Hoy se lleva
vestir ese calzón del Medio Evo
que no es ni medio Adán ni medio Eva.
No faltará infeliz que a tal placebo
se vuelva hermafrodita y aun se atreva
a espetar al idioma: «¿Qué hay de nuevo?».


sábado, 17 de junio de 2017

Día festivo: La pantera rosa baila un tango con Mister Hyde

La pantera rosa baila un tango con Mister Hyde (Libros Canto y Cuento, 2013) es el título de un poemario de Margarita Bermudo que, pese a llevar publicado cuatro años, acaba de llegar a mis manos. Sus versos, de una suavidad clásica y una imponente sabiduría técnica, trazan una conmovedora trayectoria de ternura y desengaño. El amor, más bien el desamor, deja un poso de desencanto cuyo resultado es un alma en soledad que no se aviene consigo misma («¿Es esto lo que llaman armonía?») y un dolorosa invectiva contra el amor, el ángel terrible que decía Cernuda, como manifiesta uno de los poemas más agridulces del libro:

Todas esas parejas
tan felices que danzan 
en nubes de color y magacines,
con sus vestidos caros y sus sonrisas tiernas,

no son más que mentiras.

Mentiras que nos cuentan

para que no sepamos
el secreto más nuestro,
lo que se aprende tarde:

que podemos vivir

sin que seamos dos.


viernes, 16 de junio de 2017

Ser más feo que Picio

Alacrón nos revela hoy el verdadero origen de la expresión eres más feo que Picio:
  HISTORIA DE PICIO

Eres más feo que Picio,
proclamamos cuando alguno
sobrepasa con su rostro
las fronteras del buen gusto.
Y es que ese nombre de pila
(o de palo, que es más duro)
es la pura antonomasia
de los feos de este mundo.
Pero el porqué de que a Picio
se le asigne ese atributo
es muy otro del que acaso 
supondrá el sesudo público.
En realidad Picio fue
un guapo mozo, algo rudo
por ser de pueblo, pero alto,
fornido, de recios músculos,
de tez clara, ojos azules,
bella risa y pelo rubio.
Su mayor encanto eran
las pupilas, con un punto
de bizquera que lo hacía 
atractivo en grado sumo.
Y era simpático, amable,
trabajador, franco, pulcro,
el sueño, en fin, de las mozas
en sus proyectos nocturnos,
y la envidia más cochina
de los zagales ayunos.
Dada la inquina hacia Picio
que profesaban los últimos,
se volcaron como hienas
en detectar algún bulto,
verruga, chirlo, lunar,
soriasis, cana o forúnculo
que le afease el semblante,
hasta que un rapaz agudo, 
subvirtiendo la salada
gracia de sus ojos juntos,
sentenció: «Tiene los ojos
uno en León y otro en Burgos».
El pueblo entero aplaudió
la verbigracia del chusco
y la dio por verdadera.
Desde entonces, ese bulo
fue vox populi, y los ojos
azules del bello rústico
fueron sólo cojitrancos
en aquellos labios burdos.
Los enemigos de Picio
propalaron el infundio
hasta sacarlo de Picio,
que es decir del pueblo suyo.
Las aldeas convecinas
le sacaron tanto jugo
que dejaron aquel nombre
convertido en un insulto.
Y tres cuartos de lo mismo
le pasó al primo segundo
de Picio, Abundio de nombre,
que siendo sagaz y culto,
acabó con el motete
de eres más tonto que Abundio
pitándole en los oídos
como una murga de estúpidos.
Y así hasta el día de hoy
perviven sus nombres, sucios
de mala reputación 
y odio corpore insepulto.
Dirán que son las mentiras
paticortas, no lo dudo,
mas lo que son las calumnias,
las calumnias van en turbo.  




jueves, 15 de junio de 2017

Corpus Christi

Mis píos alacranes no quieren dejar pasar la solemnidad de hoy jueves (siempre será el jueves) para proponernos su particular visión del Corpus Christi, aunque la observación se me antoja un sí es no es heterodoxa:

A decir me atrevería,
si algún cura no me pega,
que el cristiano de valía
toma en cada eucaristía

vitamina Alfa y Omega.


miércoles, 14 de junio de 2017

Farolas

Candidalgia regresa con sus observaciones acuareladas:

La noche enciende
dos hileras de fósforos

en cada calle.


martes, 13 de junio de 2017

Como si nada

Permitidme interferir de nuevo en la enrarecedora labor de mis alacranes para colarme de rondón. Pero entre el sábado y hoy martes (martes 13) hago dos presentaciones de mi poemario Como si nada y no pega pamplinear. Si alguno vive en Córdoba, me encontrará esta tarde en la librería La República de las Letras en compañía de Juan Antonio Bernier (que presentará el libro) y de José Mateos (que me lo ha publicado en su editorial Libros Canto y Cuento). Muy bien acompañado, como veis. Como botón de muestra, uno de los poemas del libro:

SE le ha caído al sol su último pétalo
y nadie lo recoge.
Está en el ojo de esa fuente sucia…
No, ahora en ese parabrisas negro…
Ahora el viento se lo lleva a un charco…
No, míralo en las gafas de aquel niño…
Se va y se va y se va
y nadie lo detiene,

ni yo mismo

en los cuencos de agua 
de mis ojos.