sábado, 28 de enero de 2017

Día festivo: Línea de nieve, un libro de Gabriel Insausti

Leí en estos días de enero (que hubiera querido nevados) un precioso libro de poesía: Línea de nieve (Pre-Textos, 2016), de Gabriel Insausti. Una de las primeras cosas que llaman la atención es la variedad y la originalidad que desborda. Alterna poemas estróficos con verso libre; poemas humorísticos con otros de intenso lirismo; poemas de la tierra con poemas universales; poemas culturales e históricos con otros de desoladora actualidad. A todo se atreve Insausti, como a todo lo que es hermoso y duele, según confiesa en la emotiva evocación de Quintiliano de Institutiones Oratoriae

Entre la variada amalgama de temas y actitudes, destacan algunos poemas ambientados en la tierra vasca, donde nos sobrecogen imágenes tan impresionantes como la de Et in Arcadia ego, al describir el macizo de Izarraitz como

[...] un martillo
de gemas que labrase por la noche
los astros.

De impecable factura formal son los poemas —no me gusta llamarlos sociales, pero bueno— en que Insausti despliega una fina ironía. Son los poemas más rompedores, más desconcertantes, escritos con un deliberado prosaísmo en el paradójico molde formal más estricto de todo el libro, con una rima consonante que, dicho sea de paso, contribuye de forma impagable a reforzar la ironía. Continuas alusiones históricas, culturales, palabras de otros idiomas, siglas... se conjugan para crear pequeños microcosmos cuasi narrativos. Para muestra, un botón de Amanecer en Wall Street:

Un mirlo, ante el Stock
Exchange, ha alzado el vuelo;
pensar un cielo ad hoc
—o, simplemente, un cielo—
es aquí destruirlo:
ahora, hombre o mujer,
uno, como ese mirlo,
finge su laisser faire 

hacia la fauna y flora
de balances, graffiti,
estrés... Siempre hay quien llora
—o ríe— en New York City [...]

O en su Carta a Ramutnxo, en que expresa una vaga declaración de fe en el hombre y en la modernidad:

Te deseo, pues, que este año
traiga, como un cuarto Rey Mago,
pan y piedad. Que en Nueva York,
aunque antipático y huraño,
veas en cada hombre el vago 
atisbo de un mundo mejor.
Que un amor marca Acme prenda
cuando se acabe la amistad.
Que conserve antorcha y agenda
la Estatua de la Libertad.

Por último, el intimismo se hace huecos en cada recodo del poemario y deja versos tan memorables como estos:

En la verdad del mundo ha de leerse
la mentira piadosa de un poema.

Hay poemas con vocación de inmortales, como el maravilloso Proyecto para locus amoenus; o la humanísima epístola de Bruto a Ovidio; el original Cinéma Vérité; con esa confusión entre cine y realidad; la optimista profesión de fe esbozada en Que no cuadre; el curiosísimo tratado sobre las uñas recogido en Anatomía elemental; y tantos otros cuyo gozoso descubrimiento dejo a la curiosidad del lector. Dice Insausti en su perspicaz libro de aforismos El hilo de la luz: «A quien ha dedicado su vida a la búsqueda de un tesoro lo peor que le puede ocurrir es encontrarlo». Quien encuentre esta Línea de nieve en su camino, que se sepa en el hallazgo de un tesoro, pero de esos tesoros que nunca se agotan. 


Para terminar, me permito trasladar aquí (más bien, fotografiar), este estupendo poema: 


5 comentarios:

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  2. Lo pienso comprar. Gracias por tu consejo y por trasladarnos tu amor por la poesía. Un saludo.

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  3. Son unos versos muy interesantes que te dejan con ganas de leer más.

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    1. Así es la poesía: un dejar con la miel en los labios y con ganas de más.

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