martes, 8 de marzo de 2016

La mujer y los semáforos paritarios

Hoy dicen que es el día de la mujer trabajadora. Histeriador, a riesgo de sembrar la polémica, ofrece una visión muy particular de los factores que favorecieron la plena inserción de la mujer en el mundo laboral, la cual se debió no sólo a una justa reivindicación feminista, sino a la conveniencia de la burguesía capitalista de multiplicar su mano de obra en aras de un inimaginable aumento de la producción. Hoy en día, aún queda mucho camino por recorrer, pues la igualdad entre hombre y mujer no consiste tanto en decir los españoles y las españolas o los padres y madres; sino en facilitar al empresario los resortes que le disuadan de despedir o de no contratar a una mujer por el riesgo de verla embarazada o cuidando de sus hijos enfermos. Siguen siendo no inmaduros, inmadurísimos los que ven un avance hacia la igualdad en la medida del ayuntamiento de Valencia de colocar semáforos paritarios, como si situar monigotes con falda en los semáforos beneficiase de alguna manera los derechos de la que cobra sueldos inferiores al hombre o es despedida por haber tenido un hijo. Lo malo es que los que se arrogan la bandera del feminismo creen haber cumplido con esas memeces que tienen más de propaganda que de serio compromiso con un maravilloso ser que, como la mujer, tiene ahora dos frentes abiertos en su día a día: el cuidado de la casa y el trabajo.

La feliz liberación
de la mujer, en virtud,
no es tal emancipación,
sino doble esclavitud.




11 comentarios:

  1. No lo podrías haber expresado mejor Daniel. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Creo que poco más se le puede añadir a las palabras que has dicho.
    FELICIDADES a todas las mujeres y ojalá se den cuenta los empresarios de la valía que tenéis.

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    1. Valen, y mucho. Por supuesto, más que nosotros, lo cual demuestra que no somos igualitos.

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  2. De acuerdo totalmente con todo lo que has dicho. Abomino del uso de "padres y madres","alumnos y alumnas","diputados y diputadas",... Es patético leer un discurso escrito así y peor aún es escucharlo,¡soporífero y patético! Pero lo del semáforo,¿es que me tengo que sentir representada por un monigote con falda?¡Pero si yo no llevo falda nuuuuunca!,¡Por ahí no paso!

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  3. Pues deberás empezar a llevarla si quieres sentirte identificada con los futuros semáforos que regularán el paso de los españoles. Y de las españolas.

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  4. Esto de los semáforos paritarios es una gilipollez del feminismo militante. Las hay que son coñonas de verdad. Porque ahora cualquier colectivo puede decir que no se siente representado por los semáforos: el colectivo de los homosexuales, de los bisexuales, de los transexuales. El colectivo de las personas que no se sienten ni hombres ni mujeres.
    El colectivo de los daltónicos, los que no distinguen bien los colores verdes y rojo también pueden protestar.
    Al final lo mejor es que pongan semáforos de color verde, rojo, sin muñecos.

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  5. Es igual que lo del idioma no sexista; otra idiotez del feminismo militante. Es cierto que se pueden escribir términos más genéricos: Colegio de Ingeniería, Escuela de Artesanía... pero, las cosas las llevan hasta un extremo de disparate. Y todo por lo del masculino genérico, que las pone de los nervios. Cuando se lee un texto, se quiere leer con rapidez, no estar viendo repetidos lo de ciudadanos y ciudadanas, o viceversa, hasta 200 veces.
    Pues no lo entienden, o lo les da la gana de entender nada. Se lo toman como algo personal. Y el dinero que se gastan en estas tonterías, es tremendo.

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    1. Suscribo letra a letra tu opinión. Y para expresar mi adhesión, te lo digo en verso:

      Hay petulante que, por darle coba
      al sexo opuesto, admite y aun alaba
      una a tan larga y de raíz tan brava
      que algunos han notado que esa a roba.
      Con sus arteros círculos emboba
      so capa de moderna a quien acaba
      cada vocablo con la ruin rebaba
      de un signo que por algo es algarroba.
      Las modas son las modas. Hoy se lleva
      vestir ese calzón del Medio Evo
      que no es ni medio Adán ni medio Eva.
      No faltará infeliz que a tal placebo
      se vuelva hermafrodita y aun se atreva
      a espetar al idioma: «¿Qué hay de nuevo?».

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  6. Me agradaría que el feminismo en España tuviera reivindicaciones inteligentes, algo que valiera la pena: reivindicar el latín, el griego, en los colegios, los Institutos, las Universidades. Reivindicar la especialidad de la columna vertebral, los pies, en la sanidad pública en España, para que se pudiera escoger ese tipo de medicina. Pero, un país que no ha pasado ni por una Reforma protestante, ni por una Revolución Francesa, tiene el feminismo que tiene, y los políticos que tiene. Y así, las reivindicaciones gilipollas, como lo de los semáforos, o lo del idioma no sexista, producen risa, en mi opinión, pero, en el fondo, dan mucha pena.

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  7. Y así, en la Universidad Pública en España, han expulsado prácticamente las humanidades, y han proliferado como hongos las cátedras de género. No les van a servir para nada a los alumnos, mas que para meterles porquería ideológica en la cabeza, pero, es la Universidad que tenemos en España, en general.

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    1. Verdades como puños. En España el feminismo es un mero maquillaje que obvia las necesidades reales de la mujer. Y como somos tan palurdos, tan mostrencos, nos dejamos seducir por afeites y cosméticos que nos hacen pasar por hermosa una cara desangelada y por feministas unas proclamas lingüísticas sin pies ni cabeza. ¿Qué sería del feminismo español si nuestro idioma fuera tan parco en diferencias genéricas como el inglés?

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