lunes, 17 de octubre de 2016

La mosquita muerta

Alacrón nos pone aquí un perfecto ejemplo de desproporción:

Se ahogó una mosquita
en una botella
de málaga añejo
por ávida y ebria.
Se deben domar
las pasiones fieras
que nos equiparan
al rango de bestias.
El vicio nos gasta,
nos roe, nos sujeta
limando lo poco 
que de hombres nos queda.
Si alguno no obstante
sucumbe a las tretas
del vicio, que lo haga
con estilo, o sea,
con málaga añejo
y no con cerveza.
Pues el mundo toma
al golfo sin pelas
por un depravado,
y al dandi que peca
con clase exquisita
por un calavera.
Así lo entendió
la mosquita muerta.

Y la moraleja
de esta moraleja
(que ya por prolija
fastidia y molesta)
es no hacer la llave
mayor que la puerta.


6 comentarios:

  1. Me ha encantado esa moraleja. Tomo buena nota. Saludos.

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  2. De las moralejas se aprende mucho. Muy buena sí señor.

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  3. La mosquita se podía haber ahogado en un vaso de agua, y no estropear una cervezas o un vino, la muy asquerosa.

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    1. Te pareces a Quevedo con ese soneto que empieza: «Tudescos moscos de los sorbos finos».

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