viernes, 18 de noviembre de 2016

Consejos del Tío Sam a su sobrino (VII)

Durante el proceso de emancipación de las provincias españolas de ultramar, el proyecto bolivariano inicial era la creación de una gran nación hispanoamericana, proyecto que desbarataron la propia desunión de los libertadores y la astuta intervención del vecino gringo, que se cuidó muy bien de estorbar la aparición de unos Estados Unidos Hispanos que pudieran haber puesto en jaque su hegemonía continental, bien resumida en la doctrina Monroe: «América para los americanos»:

En relación con el vecino hispano,
dale nombre de hijo, no de hermano.
Sé el águila que cuida sus caudales;
cobíjalo con alas paternales
y cúbrelo con tu venal bandera
de estrellas y de barras
para que los que observan desde fuera
no adviertan que lo asfixias con las garras.
Fomenta su sagrada independencia;
remarca en gruesos trazos en el mapa
la línea fronteriza que solapa
la fuerza que atesoran en potencia,
y así, aunque sean muchos, 
no pasarán de ser tus aguiluchos.
Si les toca librarse de opresores,
auspicia democracias con gran bombo
derrocando a los falsos dictadores
que tú impusiste ayer tras el biombo.
Y, en fin, graba en su testa testaruda
que nuestra lima sorda del abuso
es lo que va sin duda
de un hombre ilusionado a un hombre iluso.



4 comentarios:

  1. Que distinto sería todo si existiera esa gran nación hispanoamericana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Con el potencial humano, geográfico y físico que poseen...

      Eliminar
  2. Divide y venceras.
    De todos modos, mantener la cohesión de grupos muy diferentes es dificilísimo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya es difícil mantener la cohesión familiar, así que imagina en grupos de gente que no se toca ni las palmas.

      Eliminar