Ponzoñón, maestro en tósigos, ha hecho hoy un descubrimiento morrocotudo sobre un partido político que se hace llamar PODEMOS. Se ha dado cuenta de que el nombre no está tomado del presente de indicativo de poder, ¡qué va!, sino del presente de subjuntivo de podar. Vamos, que a lo que invita Pablo Iglesias es a que podemos el país, a que le quitemos lo sobrante, que lo mutilemos, lo cercenemos. Nada nuevo en realidad, porque el PSOE de Zapatero ya podó sueldos, pensiones y jubilaciones; Rajoy ha mezclado podas y mentiras durante su legislatura; Felipe VI mantiene a flote la monarquía, pero a duras penas, porque mientras nada, el lastre de su familia tira de él hacia el fondo. La diferencia entre PODEMOS y los otros partidos es que este dice a boca llena a lo que viene: a podar, y que lo suyo, presumiblemente, será una poda drástica. ¿Debemos elegir entre PP, PSOE, PODEMOS y otros collares perrunos? Es como si alguien nos preguntara: ¿cómo prefieres ser asesinado? En fin, el alacrán de hoy habla sobre lo perniciosas que pueden ser las ideologías:
Era zurda y de derechas.
Él, de izquierdas, era diestro.
El hijo salió ambidextro
y, sin dar una a derechas,
golpeó a diestro y siniestro.