Hoy vuelve a llevarme el coche a trabajar. No quiero, pero él me lleva. Para befa y escarnio suyo, Alacrante le dedica este soneto (hago esta aclaración para que ninguno lo entienda como la estúpida alabanza que es en realidad):
Aunque mi coche sea un adminículo
creado en realidad para el transporte,
y aunque la industria, en el sutil resorte
publicitario de vender su artículo,
lo deifique de un modo tan ridículo,
a veces es más fiel que la consorte,
y siempre hará que vuele y me conforte
el hecho de ir montado en mi vehículo.
Por eso siento, al ir por la avenida,
que voy con un amigo y que el asfalto
está bajo mis pies como la vida.
Y siento que, aun estando un día falto
de la ilusión de la mujer querida,
con él podré sentirme igual de alto.
Jajaja...que gran amigo es el coche.
ResponderEliminarNo hay más que ver al coche fantástico y Michael Knighr.
EliminarEl coche es un espacio vital que nos permite aislarnos sin por ello abandonar la realidad.
ResponderEliminarSalu2.
Por eso hay quien hace perdigones como si nadie lo viera.
EliminarIgual de alto no soy frente a mi vehículo, pero a veces coincide con la imaginación el lugar donde llegamos. Saludos
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