El otro día me sorprendió el anuncio de un juguete, en este alud de publicidad pre-navideña que comenzó a infestarnos después de Todos los Santos. Bueno, me sorprendió y no me sorprendió. No sé qué marca publicitada unos simpáticos perritos zombis que, al ser accionados, vomitaban una sustancia verde y asquerosa por sus lindas bocas. ¡Qué siniestro entretenimiento para esos niños que aún recuerdan en su aroma el olor de la leche materna! ¡Qué mundo, Facundo! Alacráneo, como el más afectado, ha escrito lo siguiente:
Cuando la industria de hoy saca
para los niños de aquí
muñecas que hacen pipí
y perros que se hacen caca,
y se vende a los chavales
zombis que el hipo nos quitan
con mascotas que vomitan
sus jugos estomacales,
pienso ante tantos retretes
que este mundo putrefacto
es de modo muy exacto
reflejo de sus juguetes.