Una anécdota recogida por Chis:
Araba un hombre el terruño
surco a surco con su arado
cuando un seísmo de un grado
le puso el alma en un puño.
Recogió mulo y semillas
y, ante su hierro plantado,
dijo: «¿Será que mi arado
le ha hecho a la tierra cosquillas?».
Historias del mundo rural...jejeje
ResponderEliminarO pamplinas del mundo mental.
EliminarQuién sabe si el labriego tenía razón ;o)
ResponderEliminarEn tal caso, me lo pensaré antes de patear el suelo.
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