sábado, 7 de octubre de 2017

Fabulazo: El halcón peregrino

Ahora le toca a Iriarte:

El halcón y los patos

Un halcón peregrino
que hacía su camino de romero a San Pío,
halló junto a un bajío
de cúmulos y estratos
una sarta de patos.
Al ver al halcón solo
jugando a hacer de Eolo
allá por esas glorias,
las aves migratorias
se sintieron osadas,
y a voces destempladas
y patosas si cabe
increparon al ave
con los brazos en jarras:
«Maldecimos tus garras,
rapaz o rara avis
en cuyos piscolabis
ejecutas pinzones,
perdices, verderones
y otros fratres con plumas.
Por mucho que presumas
de tu ágil dinamismo,
compárate a ti mismo,
tan hosco y solitario,
con nuestro extraordinario
escuadrón uniforme.
Mira la bomba enorme
de heces a quemarropa
que alivia de la popa
nuestra fuerza excretora
puestos todos en hora».
Y dando unos graznidos
gangosos y atrevidos,
la vacua recua acuática
soltó su matemática
conjunción de excrementos,
cubriendo unos quinientos
largos metros de tierra
con sus armas de guerra.
El halcón, muy sereno,
midió el ancho terreno
manchado por los patos
e, impávido a los datos
numéricos que hallaba,
voló como una aljaba
en una sorprendente
diagonal descendente.
Al pasar por encima
del escuadrón, dio cima
a su intento con una
micción bien oportuna
que, a través de una nube,
pringó toda la uve
de patos bien formados.
Media legua de prados
quedó además marcada
por la dosificada
estela de excrecencia,
siendo con diferencia
el digerido esmalte
del raudo gerifalte
mayor aunque más fino
que el del bando anadino.
El genio, aunque ermitaño,
vence siempre al tamaño
de muchos sindicatos 
de patos y pazguatos.

Cuando hubieron recitado
ambos vates sus poemas,
acercaron no posturas,
sino manos a la gresca.
Hasta los protagonistas
de sus mismas historietas
abandonaron sus fábulas
para entrar en la refriega,
que ya siendo hijos de un padre,
ya criaturas de un poeta,
la sangre llama a la sangre
como el prado a las ovejas.

Y cuando halcón y guepardo,
las fauces y alas abiertas,
se disponían a dar
ya comienzo a su pelea,
de manera inesperada
y cogidos por sorpresa,
se toparon con un loro
en una fábula nueva:


El guepardo, el halcón,
   el loro y el salmón

Era un loro muy petardo
que, por una extraña senda...

CONTINUARÁ



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