domingo, 8 de octubre de 2017

Fabulazo (sexta parte)


Prosigue el Fabulazo o la fábula de fábulas:

El guepardo, el halcón,
   el loro y el salmón

Era un loro muy petardo
que, por una extraña senda
se interpuso en la contienda
entre el halcón y el guepardo.
Junto a la orilla de un río
los halló el ave parlante
inmersos en el instante
previo al fiero desafío.
«¿A qué jugáis, vive Dios?
―clamó-graznó a lo cortés―.
¿Pretendéis medir quién es
el más fuerte de los dos?».
Tascando ansiosos sus frenos
para entretener su saña,
la rapaz y la alimaña
contestaron: «Más o menos».
«Consentid, pues, que mi arte
se añada a vuestro ejercicio
e intervenga así en el juicio».
«¿Como juez?». «No, como parte.
Mostremos nuestro valor,
y que algún salmón fluvial,
en calidad de neutral,
determine el vencedor».
Aceptaron la insolente
propuesta del fanfarrón
y buscaron un salmón
nadando contra corriente.
Dieron con uno que, a expensas
de aquel pique, halló una causa
para hacer alguna pausa
en sus cabriolas inmensas.
El halcón se lanzó al vuelo
más veloz que una saeta,
y el guepardo, como atleta,
rozó más que tocó el suelo.
Cuando el loro pretencioso
iba a exhibirse a su vez,
gritó de repente al pez:
«¡Cuidado con ese oso!».
Huyendo de halcón, guepardo
y loro, el pez de agua clara
evitó que lo ensartara
la zarpa de un oso pardo
que pescaba por allí;
y a salvo por sus reflejos,
gritó al loro desde lejos:
«¡La medalla es para ti!».
La fuerza bruta y salvaje
muchas veces no nos saca
de imprevistos que sí aplaca
la facultad del lenguaje.
Como el loro con dicción,
que ufano de su victoria,
obsequió con una historia
al guepardo y al halcón:


        Los dos caracteres

Yo vivo en la ciudad, y algunas veces
me escapo al campo, como hoy. 

CONTINUARÁ...



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