miércoles, 21 de octubre de 2015

Dieta

Alacrón se tomó ayer su último helado en este otoño con complejo de verano. Luego se pesó y se llevó el aguijón a la cara (con cuidado de no picarse). Esta es la resolución que ha tomado esta mañana al despertar:

Hoy toca ponerse
a dieta sin falta.
Se van los helados,
llegan las heladas
y mi cuerpo ha hecho
provisión de grasas.
Con cifras orondas,
me acusa la báscula,
y a todas mis prendas
les faltan tres tallas.
Lo dicen mis carnes,
mis mollas neumáticas:
me sobran diez kilos...
¡Ay! ¿Quién me los cambia?

Rebusco entre libros
y encuentro en sus páginas
mil dietas-milagro,
a cual más extraña:
la Dieta del Hambre,
que es no comer nada,
y pierdes seis kilos
en una semana.
La Dieta del Euro
(la más practicada),
que es no gastar nunca
lo que no se gana.
Encuentro otra dieta,
si cabe, más drástica:
es la Dieta Mérkel...
Mejor ni tocarla.
En fin, que hay mil dietas
y mil y una trampas.

No obstante, la dieta
de más eficacia
es la de las Clases,
que es ir de aula en aula
diciendo lecciones
a salto de mata,
subir escaleras
y luego bajarlas,
domar cien alumnos
de cada tacada,
ganar cuatro gordas,
que hoy son cuatro flacas.
Si algún insidioso
de lengua afilada
critica maestros
y no pierde grasas,
que siga esta dieta:
verá si adelgaza.





6 comentarios:

  1. Enhorabuena....Buenísimo.....Te superas cada día más ....Te doy un aplauso....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No me alabes tanto, que me pongo gordo y me salto la dieta.

      Eliminar
  2. Me encantan las dietas, todos los días empiezo una.

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué aguijón tan envenenado el de hoy! Me ha encantado,es genial, ¡pero me da una penaaa!

    ResponderEliminar