Viperio nos ofrece hoy un curioso alacrán en eco. Así llamaban los poetas del XVII a este juego lingüístico. Mis escorpiones, con su característica mala uva, lo han bautizado como alacrán tartamudo:
Papá, el desayuno, ¿no?
Y no me eches leche, ¡che!,
sino pan caliente, té...
y sin nada de ajo, ¡jo!
Mientras vas cantando do,
el hambre hacia arriba va.
Pon la mantequilla ya,
y si está eso soso, ¡so!,
que no quiero un bollo yo
que sepa a papa, papá.
Daniel... él
ResponderEliminarCotta ... tá
Lobato... to
Paraguay... guay.
Aumentas mi ego, Dyhego.
EliminarGrandioso...¡so!
ResponderEliminarSublime....!me¡
Extraordinario...!rio¡
Muchachas graciacias.
EliminarGenial Danial
ResponderEliminarDe orgullo me crispo, Avispo.
EliminarMuy curioso el invento,la verdad. Y bastente difícil,a fe mía!!!
ResponderEliminarAlgo se sudó al hacerlo, sí.
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