Alacrante nos ilustra sobre la dificultad inherente a ciertos oficios para optar a las glorias eternas:
Un precito protestó
al diablo en estas razones:
―¿Por qué en tu infierno me pones
si mi vida se centró
sólo en las buenas acciones?
―Es verdad ―dijo entre ardores
Lucifer―, y por tu ardid,
te nombré de mis doctores
el más sabio en los valores
de la Bolsa de Madrid.
Que difícil es cumplir los designios del Señor....
ResponderEliminar¡Y tanto!
EliminarHay que ver que el demonio se agarra a cualquier "cosilla" para llevarte al hoyo ;o)
ResponderEliminarY aquello mismo que nos condena nos salva.
Eliminar¿No sería Bárcenas?
ResponderEliminarPara bares y cenas, los que se legan casi todos los políticos a costa del erario público.
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