martes, 3 de febrero de 2015

Arrugas

Hay dos formas de reaccionar ante el asomo de la vejez: como un filósofo y como un presumido. Nuestro poeta Espronceda gimió ante el espejo mientras, al afeitarse, se descubrió algunas canas: ¡Malditos treinta años,/funesta edad de amargos desengaños! Porque ya se veía más próximo a la tumba. El temor de los presumidos es otro, como sugiere aquí Escorporal:

Todo guapo que madruga 
y se mira en el espejo 
no teme encontrarse viejo,
teme encontrarse una arruga. 


4 comentarios:

  1. ¿Y qué me dices de las canas? Buaaaaa
    ¡Que no es para tanto,hombre!

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  2. La vejez es una señal de que hemos vivido mucho. Dios quiera que lleguemos a ser muy viejecitos...

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