En estas fechas en que el consultorio se llena de miasmas, casi todos hemos tenido que visitar el ambulatorio o el hospital por nosotros o por nuestros familiares. Lo que hace unos años se llamaba el médico de cabecera se llama hoy médico de familia. Si un extraño oyera eso, pensaría en ese doctor al que se llama por teléfono a cualquier hora, nos lo coge afablemente y no duda en plantarse en nuestro hogar fonendoscopio en mano ante la más mínima inquietud nuestra; nos pregunta cómo nos va y es casi un miembro entrañable de la familia. Pero estaría equivocado, como se lamenta Alacrante:
Las naciones ricas tienen
siempre un médico cercano.
¡Lástima que, al atendernos,
nos parezca tan lejano!
Nos atienden como vacas que llevan al matadero...somos números que atienden como mucho en 5 minutos y todo para que nos den paracetamol y mucha agua....en fín, este es el primer mundo....
ResponderEliminarPor eso, es mejor comprarse el paracetamol directamente y ahorrarse la visita y el tiempo.
EliminarMédicos y políticos, cuando más lejos mejor, jajaja.
ResponderEliminar¡Lagarto, lagarto!
EliminarComo decía mi abuelo,que en paz descanse,"los médicos son como el número 101,que empiezan con uno y acaban con uno".
ResponderEliminar¡Qué buen alacranero era tu abuelo!
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