Viperio ha leído poesía moderna y se ha encontrado esto: «Mi huevo izquierdo cuelga más que el otro./Juntos testifican que soy un hombre/acabado e imperfecto, solitario/a pares. Celebro mis manos llenas/de corazón centrado y suspendido,/agradable peso de cuero y leche./Canto porque son dos ahora mis huevos». Le ha salido este alacrán de no sabe dónde:
Dijo un poeta antinorma:
―Soy un poeta maldito,
un hereje y un proscrito
que reniega de la forma.
Y pienso que hereje era,
porque sus versos torcidos
merecían ser prohibidos
o quemados en la hoguera.
Jajajaja me ha encantado lo de los huevos.... Sí señor...si es que te superas cada día...Mi más sincera admiración querido amigo...
ResponderEliminarMe alegro, José, pero por si acaso desvinculo mi nombre de ese poema amoroso-huevil, que no es mío, sino de un laureado poeta actual cuyo nombre omito por respeto.
EliminarLos poemas cojoniles, chochiles, pichiles, tetiles,aniles y ventosiles tienen su gracia con los niños pequeños o en pequeño comité. Fuera de esos contextos me parecen patéticos.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con usted, don Diego. Tienen su gracia, pero en otros contextos que no son el lírico, ni mucho menos.
EliminarMenuda "maravilla " de poesía,¡madre del amor hermoso! Yo,como soy muy burra, no comprendo que a semejante "cosa"(por no ponerle un nombre más feo)se le pueda llamar poesía. ¿Quemar los versos de un poeta que reniega de la forma? ¡ Como mínimo!
ResponderEliminarNo está hecho el estiércol para la boca de la mariposa.
EliminarBonita reflexión.
EliminarGracias.
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