Mañana es el Día de Todos los Santos, cuya víspera han dado algunos en llamar Jalogüín. Ponzoñón, alacrán austero donde los haya, deplora el carnaval en que lo han convertido las recientes costumbres de fuera y reivindica las flores, los camposantos y a don Juan Tenorio, personaje totalmente desconocido para los estudiantes de la ESO. ¿Qué se hizo de aquel vividor arrepentido in extremis y salvado por el amor de doña Inés? ¡Ah, ¿no es cierto, ángel de amor...? Y no dice más, no vayan a tildar a Ponzoñón de ser tan sensiblero como Candidalgia:
El pobre don Juan Tenorio
se ha quedado turulato
porque vio en el Purgatorio
a doña Inés sin recato
que, con disfraz mortuorio,
le pedía truco o trato.