Muertes y risas
Acaban de regalarme un nuevo alacrán. Es un bicho muy tieso, negro como el hollín, con dos pinzas que parecen palas de sepulturero y un aguijón cuya curva estremecedora figura el filo de una guadaña. Se llama Alacráneo, y por sus palabras me temo que no oiremos otra cosa de él que epitafios y pensamientos lúgubres, por ejemplo este, ¡que me ha dado un repelús...!
Quien por no encalvar se opera,
no deja su chorla salva,
sólo dilata la espera
del triunfo de la calva
en su hueca calavera.
Si es que a los cien años, todos calvos, jajajaja.
ResponderEliminarSalu2.
Y algunos, Diego, antes de los cincuenta, y de los cuarenta... y no sigo, que me escuece.
Eliminar¡Genial!
ResponderEliminarGracias, Antonio. ¡Ojalá no fuera tan cierto!
EliminarTodo lo que uno se haga no vale "pa ná"....al final todos calvos y sin remedio...
ResponderEliminarA propósito....Te deseo un muy feliz cumpleaños para María en sus 11 añazos, para la niña más guapísima de todo Córdoba...
Muchas gracias, José. Si el tiempo ya va deprisa de por sí, en los hijos pone el acelerador.
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