Ponzoñón clava hoy su aguijón sobre los famosos de hoja caduca, es decir, aquellos a los que dan fama circunstancias ajenas a sus méritos y, una vez desaparecidas las circunstancias, desaparece su fama:
Al fin y al cabo, la fama
no es el mérito aplaudido,
sino que un grupo nutrido
sepa bien cómo se llama
cualquier chalado perdido.
De famosillos está el mundo lleno. Sobre todo en España donde somos unos expertos en hacernos famosillos de pacotilla o de tres al cuarto. Como ejemplo véanse todos los grandes hermanos, los tronistas de hombres mujeres y viceversa o los extriunfitos de operacion triunfo....(aunque esos al menos trabajaban por un sueño).
ResponderEliminarLuego no es el mérito quien catapulta al estrellato, sino el capricho de unos pocos que cortan en la sombra las cuerdas de esa catapulta.
EliminarEse epigrama debería ponerse como advertencia de salud antes de la emisión de todos esos programas.
ResponderEliminarExijámosselo al Ministerio de Sanidad (¡qué buena forma verbal, eh, Jesús?).
ResponderEliminarDebe ser la única palabra española con doble s..
ResponderEliminarEl español no es lengua de geminadas.
EliminarComo decía aquella maestra:
ResponderEliminarQueréis la fama
pero la fama cuesta;
aquí vais a empezar a pagar...
¡Cuánto mal hizo aquella serie (¡y qué divertida era!).
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