Después de una triple semana sabática en que he dejado campar mis alacranes a sus anchas por las playas, guareciéndose bajo las piedras, enterrándose en la arena y dando más de un susto a los desprevenidos bañistas, he vuelto a convocarlos a filas para que repartan veneno de una manera disciplinada. El primero en picar es mi voluntarioso Ponzoñón:
Y al final del veraneo,
¿por qué no reirá ninguno
cuando el día veintiuno
da comienzo el otoñeo?
Pues no sé si serán los años, pero a mí cada vez me gustan más el otoño y la primavera que el verano.
ResponderEliminarA mí siempre me ha gustado mucho más el otoño; lo único que tiene el verano son las vacaciones, que no es poco.
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ResponderEliminar¿¡¿Que prefieres el otoño?!? Madre del amor hermoso, estamos gente para todo. El verano es estupendo, y te lo dice una que ha hecho y deshecho tres veces las maletas de seis personas y una perra, vaya que casi descanso más cuando trabajo, pero el verano es sol, cielo azul, nubes blancas, ropa ligera, tardes infinitas, amaneceres brillantes, ... En fin, como podrás ver yo soy del grupito de los "veranófilos", permítaseme el "palabro" 😜
ResponderEliminarY el otoño es sol suave, cielo dorado, nubes encarnadas, ropa abrigadita, tardes ensoñadoras, atardeceres maravillosos... Solo le faltarían unas buenas vacaciones.
EliminarEl otoño es una lata.
ResponderEliminarY el verano otra lata (de refresco).
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