El dueño del terrario de alacranes se va al campo unos días a cumplir lo del menosprecio de corte y alabanza de aldea. Para solemnizar mi desconexión urbana, Candidalgia ha creado este aguijón almibarado para recordar de dónde venimos, de dónde nos hemos desarraigado:
Quien no pasó en el campo noche alguna
no ha visto las estrellas ni la luna.
No puedo estar más de acuerdo contigo.
ResponderEliminarBeatus ille, que decía Horacio.
EliminarEse campo sin luces desde donde ver todas las estrellas. Una maravilla.
ResponderEliminarDisfrute usted, don Daniel.
Lo disfruté, don Diego, lo disfruté. Estuve admirando la luna, Júpiter y sus satélites; y el cielo me regaló una estrella fugaz.
EliminarPrecioso y real, aunque he de decir en favor de mi ciudad que debe ser de las pocas desde las que aún se ven las estrellas. Y ojalá que así siga siendo 💖
ResponderEliminarCierto. Desde tu ciudad apunté con los prismáticos a Júpiter y ¡le vi los cuatro satélites!
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