Según Ponzoñón, lo malo de cumplir años no es perder belleza, sino saber que cada vez nos queda menos tiempo:
―Cuando me apuntan las canas,
ya me echo el tinte. ―Será
por esconderlas. ―¡Qué va!
Es porque no tengo ganas
de ver cuántas tengo ya.
Ese es el aviso de que ya no somos niños...Junto a cuando un chiquillo te llama de usted o señor...y lo peor de todo...cuando ya empiezan a cederte el asiento a cualquier lugar donde vas...ahhhh que horror...me hago mayor....Y eso sí, canas tengo mil...pero sin teñir....Feliz puente de la Inmaculada...
ResponderEliminarEsas cosas que dices, José, saben a privilegio: ser tratado con respeto, gozar de los mejores asientos... Hay que saber verle lo bueno a todo.
EliminarNo estoy de acuerdo;no es por no ver que los años pasan,es por vernos más favorecidos. No es malo que pasen los años,lo malo es que no pasen.
ResponderEliminarEntonces háy dos géneros de envejecimiento: el estético y el metafísico. ¿Cuál preocupa más a quién?
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