Tras los buenos sentimientos que proclamó la Navidad, vuelve el agobio y la agresividad del trabajo. Y si hay algo que nos vuelva agresivos, sobre todo a los varones, es sin duda conducir. Habla Viperio:
Lo que más testosterona
segrega en el macho hablante
no es la entrepierna, es la hormona
contenida en el volante.
Es como si fuera el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. La metamorfósis es impresionante...
ResponderEliminar¿Qué tendrá ese habitáculo que así nos saca de quicio?
EliminarPues yo lamento decir que a mí también me pasa; me pongo hecha un basilisco ¡¡¡incluso de copiloto!!!😤
ResponderEliminarEl que esté libre de pecado...
EliminarSi es que los otros conductores son unos ceporros, unos... y unos... y unos... y así...
ResponderEliminarDa gusto comprobar lo mal que conducen los demás y lo bien que lo hace uno.
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