Y candados en la boca para no hablar....
Eso, si me aprietas, es aún más necesario que los párpados auriculares.
Muy buena idea la de José María Vazquez Hidalgo,aunque un sólo candado se me antoja poco en algunas ocasiones,jijiji
Y respecto a lo de los cerrojos en las orejas...hombre,yo voto mejor por unas menbranas que considero más efectivas y mucho más discretas,ajajajaja
Es que tú eres de ciencias, y yo un castrojo.
¡Ojalá pudiera uno controlar el nivel de audición, de tacto, de gusto...
Pero claro, supongo que, si el hombre prehistórico hubiese cerrado los párpados auriculares, no hubiera oído a los depredadores que querían cenárselos; ni las madres (o los padres, claro) oirían a sus hijos llorando.
Lleva tres años aprender a hablar y toda una vida aprender a callarse.
Ponle rima a eso y tendrás un magnífico alacrán.
Te lo dejo a ti Daniel, que eres el experto.
Dedicado a ti:Tres años de ardua pacienciatarda un infante en hablar,pero toda una existenciaen aprender a callar.
Muchísimas gracias Daniel.Me has emocionado.
No las merece, Ana.
Y candados en la boca para no hablar....
ResponderEliminarEso, si me aprietas, es aún más necesario que los párpados auriculares.
EliminarMuy buena idea la de José María Vazquez Hidalgo,aunque un sólo candado se me antoja poco en algunas ocasiones,jijiji
EliminarY respecto a lo de los cerrojos en las orejas...hombre,yo voto mejor por unas menbranas que considero más efectivas y mucho más discretas,ajajajaja
ResponderEliminarEs que tú eres de ciencias, y yo un castrojo.
Eliminar¡Ojalá pudiera uno controlar el nivel de audición, de tacto, de gusto...
ResponderEliminarPero claro, supongo que, si el hombre prehistórico hubiese cerrado los párpados auriculares, no hubiera oído a los depredadores que querían cenárselos; ni las madres (o los padres, claro) oirían a sus hijos llorando.
EliminarLleva tres años aprender a hablar y toda una vida aprender a callarse.
ResponderEliminarPonle rima a eso y tendrás un magnífico alacrán.
EliminarTe lo dejo a ti Daniel, que eres el experto.
EliminarDedicado a ti:
EliminarTres años de ardua paciencia
tarda un infante en hablar,
pero toda una existencia
en aprender a callar.
Muchísimas gracias Daniel.Me has emocionado.
ResponderEliminarNo las merece, Ana.
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