lunes, 24 de agosto de 2015

Móviles, smartphones y adicciones

Mis alacranes atacan con saña a los móviles y a toda la absorción de que son capaces con sus dueños. Os la manda Ponzoñón desde mi teléfono inteligente:

Recuerde el dedo dormido
de tanto apretar botones
diariamente,
cuántas horas ha perdido
en mandar contestaciones
a la gente,

en leer todos los gajes
de su vida cotidiana
y anodina
a través de mil mensajes
que le mandan por desgana
o por rutina.

Me agencié un aparatejo
de habilidad prodigiosa,
singular,
y tiré mi móvil viejo,
el cual no hacía otra cosa
que llamar.

Y ya oigo música, escribo,
leo prensa, viajo fuera,
me hago el té.
Sin el móvil ya no vivo;
si algún día lo perdiera,
¡yo no sé...!

¿Qué haría yo sin mis redes,
los mil amigos que llamo
y conservo?
Y no se crean ustedes
que el teléfono es el amo
y yo el siervo.

Sé medirme y controlarme
de esos abusos salvajes,
y les digo...
¡Huy! Acaban de llegarme
quince avisos de mensajes...
Luego sigo.

6 comentarios:

  1. Jajajaja....muy bueno el alacrán de hoy...Está todo muy bien explicado... Es la pura verdad...No hay nada más que añadir....Somos esclavos del móvil...

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    1. Y de muchas más cosas, pero esa es la esclavitud de moda.

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  2. ¿Hoy escribe Ponzoñón
    desde un smartphone?
    Pensé que sólo referían
    los vicios de hoy
    pero veo que caen en ellos
    lo mismo que caigo yo

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    1. Los mayores censores de un vicio son los que han caído en él. Por cierto, muy ocurrente la rima de Ponzoñón con smartphone.

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  3. Cualquier día salgo de casa sin smartphone... Y que sea lo que Dios quiera.

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    1. Eso es demasiado arriesgado, Ana. Yo de ti no me atrevería.

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