Paradoja recogida por Alacráneo a la hora de la muerte (la gran paradoja de la vida):
—¿Por qué razón imprevista
se suicidó el miserable?
—Porque siendo electricista,
nadie vino a echarle un cable.
nadie vino a echarle un cable.
Y siendo minero no vio la luz al final del túnel.
ResponderEliminar¡Qué de paradojas, madre mía!
EliminarO igual sí le echaron un cable,pero al cuello
ResponderEliminarLo cual demuestra la polivalencia de las cosas.
EliminarSe le fundieron los plomos, al pobre.
ResponderEliminarMuy ocurrente, sí, señor.
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