Alacrón nos adoctrina sobre la virtud de la austeridad: saber vivir consiste en rodearse de la menor cantidad de objetos posible. Con el cuerpo -casi- nos basta. Y para dar ejemplo, escribe en décimas de cabo roto, es decir, prescindiendo de la última sílaba de cada verso, que cada lector debe poner d eso imaginación:
Quien emprenda algún camí-,
nunca llene el equipá-
de trastos y cachivá-
que no le sean precí-.
En andando de esta guí-,
no tendrá ningún tropié-,
y aunque llegue hasta la mé-
con menos cosas encí-,
tendrá por contrapartí-
menos callos en el pie.
Sabia en punto a tal crité-
era una vil lagartí-
que tenía por diví-
la austeridad y la ascé-.
Se pasaba el día enté-
puesta en una roca chá-
como hierática está-,
y bajo un sol de justí-
se declaraba una actí-
feligresa del dios Ra.
Merced a este desapé-
de las cosas mundaná-,
con sus dones de ermitá-
salvó una vez el pellé-.
Llegó hasta el bicho un chicué-
más bicho que el reptilí-,
lo asió del rabo el muy pí-
mientras cogía un guijá-
y soltaba a bocajá-
un ladino ji ji ji.
La lagartija, en tal bré-,
se zafó y salió por pá-
desprendiéndose del rá-
por no perder la cabé-.
La cola se agitó inquié-
en las manos de aquel brú-;
y ella, en un lugar segú-,
se volvió a ti, lector bué-,
a preguntarte muy sé-:
«¿Harías lo mismo tú?».
Muchos hombres se pondrían muy contén_
ResponderEliminarsi pensaran que les crecería el rá_
después de que se lo hubieran cortá_.
No hables de esas cosas, Jó-,
Eliminarque se me erizan los ve-.
Esta décima de cabo roto
ResponderEliminarme ha dado algún quebradero de cabeza,
porque en algunos finales
nás de una podía ser la respuesta
Esa es la gracia, Susá-,
Eliminarde estos versos tan curió-:
sacar sentido a tó-
aunque no se entienda ná-.
Lo que da de sí el rabo de una lagartija...
ResponderEliminar¡Y lo que da de sí el aburrimiento de los poetas!
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