Alacrón nos invita a reflexionar sobre la dispares opiniones que generan los hábitos penitentes de quienes se mortifican por Dios y quienes se mortifican por su cuerpo:
¡Qué pareja más devota!
¡Qué sacrificios les vemos!
¡Cuántas mortificaciones
sufren ambos tan contentos!
Dietas de no comer nada,
vitamínicos complejos,
dos horitas de gimnasio,
hora y media ante el espejo,
depilaciones con cera,
tintes, implantes de pelo,
dolorosos tatuajes
grabados a sangre y fuego,
rinoplastias, otoplastias,
blefaroplastias, aumentos
de pechos, glúteos y etcéteras,
bótox más estiramientos,
pendientes en cejas, labios
y donde decir no puedo...
En fin, vidas ejemplares
consagradas al tormento.
Yo soy débil, no podría...
¡Qué exigente es el dios Cuerpo!
Ese Dios es muy cruel y muy difícil de seguir. Es para seguidores muy fieles y con una alta fuerza de voluntad. Su primer mandamiento es quererse a sí mismo como todo el mundo que le rodea cree que le quiere a él o a ella.
ResponderEliminarEs decir, que sus mandamientos se encierran en dos: quererte a ti mismo y ser querido-admirado por los demás.
EliminarMuy logrado en el fondo y en la forma.Una pequeña corrección; es blefaroplastia , no bleferoplastia. De "blépharon" párpado en griego. Un saludo de entusiasmo admirativo.
ResponderEliminarSumamente agradecido por señalarme mi desliz vocálico. Lo corregiré inmediatamente. Un saludo halagado.
EliminarPero qué bien visto está todo eso,ahora di tú que ayunas en Cuaresma,verás que cara te ponen,eso ai tienes suerte y no te sueltan algún "¿Pero todavía se hace eso?" o algo peor. Unos "creyentes" son de primera y otros somos de segunda.
ResponderEliminarLos creyentes en Dios gozan de bastante peor prestigio que los creyentes en su propia carne.
EliminarPalos con gusto...
ResponderEliminarNo pican, pero mortifican.
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