Alacrón nos trae en la siguiente fábula una sátira de los que quieren ser orginales sobre todas las cosas:
Un fabulista tocayo
de un servidor dio en la osada
labor de hacer como ensayo
una fábula llamada
La lombriz y el rodaballo.
Escogió este artificial
dúo del reino animal
por poner a Esopo al día,
y también porque quería
dárselas de original.
Como el nota era de Saba
y sabía con la zurda
más que Omar con la chilaba,
hilvanó una historia absurda
que no sé de qué trataba,
pero que unía de un modo
tan forzado a la lombriz
y al rodaballo en el lodo
que, a fin de cuentos, fue todo,
más que fábula, desliz.
Entre algunos poetillas
se cree tan a pie juntillas
en ser nuevo en su quehacer,
que hay quien llega incluso a hacer
fabulitas en quintillas.
Era tan moderno que pasaba por anticuado.
ResponderEliminarLos extremos se tocan.
EliminarOriginal desde luego que es.
ResponderEliminarLa originalidad no siempre viene acompañada de calidad.
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