La disolución del hecho religioso ha erigido en creencias no sólo gustos y aficiones, sino hasta las costumbres dietéticas, que alcanzan en muchos casos cierto grado de radicalismo y exacerbación:
¿Qué eres tú? Yo soy cristiano.
¿Y tú? Yo soy sintoísta.
¿Y tú qué eres? Hinduista.
¿Y tú qué? Yo soy vegano.
Cualquier cosa es susceptible de ser adorada.
ResponderEliminarSomos así de endiosadores.
EliminarVegano por la gracia de Dios...jajaja
ResponderEliminar¡Nunca mejor dicho!
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