Como el empresario que, a fuerza de trabajo, crea un imperio económico que legar a sus descendientes, lo mismo algunos privilegiados escritores a quienes hace ricos la pluma, esa arisca amante que a muchos llama, pero a pocos escoge. Habla Alacrante:
Ese autor sin parangón
que hoy entierran entre sones
ganó miles de millones
con sus obras de ficción.
Y vivió de la novela
para que su hijo, contento,
a la sombra de su estela,
pudiera vivir del cuento.
Que trabajo más sacrificado y poco recompensado (económicamente) es el del escritor.
ResponderEliminarLa recompensa es el propio acto de escribir y un manojo de buenos lectores.
EliminarPor eso hay que gastárselo todo en vida.
ResponderEliminarLo que se han de comer los gusanos, que lo gocen los cristianos.
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