Mi novela Videojugarse la vida, pródiga en picotazos, dedica este a aquell@s (léase aquéllaos) que siembran su habla de todos y todas, de nosotros y nosotras, de españoles y españolas, cuando no de barras oblicuas de este estilo: A los/las padres/madres de los/las alumnos/as matriculados/as en este centro penitenciario, que diga, educativo. Algun@s piensan que tiran por la calle de en medio cuando ponen una arroba como una banderilla en el sufrido lomo de cada palabra, pero no hace más que dar la razón al lenguaje mefíticamente correcto. Por eso, Viperio, que se toma muy a pecho los ataques al idioma, escribió este soneto a tod@ l@s que usan la arroba. ¿Qué? ¿Que yo también la acabo de usar? ¡Maldita sea! Eso me pasa por convivir entre tant@s infectad@s:
Hay petulante que, por darle coba
al sexo opuesto, admite y aun alaba
una a tan larga y de raíz tan brava
que algunos han notado que esa a roba.
Con sus arteros círculos emboba
so capa de moderna a quien acaba
cada vocablo con la ruin rebaba
de un signo que por algo es algarroba.
Las modas son las modas. Hoy se lleva
vestir ese calzón del Medio Evo
que no es ni medio Adán ni medio Eva.
No faltará infeliz que a tal placebo
se vuelva hermafrodita y aun se atreva
a espetar al idioma: «¿Qué hay de nuevo?».
Yo me niego a usarlo. Sólo para los correos electrónicos y porque no tengo más remedio. Nos estamos cargando nuestro precioso castellano.
ResponderEliminarPero resiste el valiente, como Numancia.
EliminarLa cosa puede empeorar: ahora se lleva poner una x.
ResponderEliminarSalu2.
Todo lo que pueda ir peor, irá peor.
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