Viperio a Candidalgia en un soneto que imita a esos barrocos que consistían en una enumeración de tres o cuatro elementos sobre los que se decían cosas en paralelo que al final se recogía en un último verso recolector y conclusivo. Viperio, siempre desmedido, aumenta los elemtnos enumerados y luego recolectados a once. ¡Qué bestia el tío!
Eres el mar sin barco ni timón,
el pan de ayer, indómito a mi diente,
la luz que pago religiosamente,
la miel que más seduce al moscardón,
la sal que me produce hipertensión,
la sed que da después de ese ingrediente,
el ser que quita el ser al más valiente,
el son que suena en mí sin ton ni son,
el sur donde se suda a tutiplén
y el sol que siempre sacas de farol.
Todo eso eres y algo más, mi bien,
descrita en monosílabo español,
o dicho en una frase más fetén:
mar, pan, luz, miel, sal, sed, ser, son, sur, sol.
Todo lo que se dice es poco cuando se le dice a la persona amada.
ResponderEliminarBien dicho.
EliminarDaniel: ¡¡Es un placer leer tus sonetos!! Un abrazo poeta.
ResponderEliminarSe agradecen los oles, Esperanza.
Eliminar¿En ese orden?
ResponderEliminarSí, aunque me suscribo a la propiedad conmutativa.
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