Viperio. Este es uno de mis alacranes más mimados y queridos. No tiene tanta bilis como Ponzoñón y Alacrante. Viperio, pese al nombre, no arremete contra la gente, sino contra el lenguaje: entre lengua y viperina, él se queda con la lengua. Su mayor juguete son las palabras. A ver cómo os sienta su primera picadura lingüística.
Testaron dos endocrinas
en su consulta privada
las hormonas masculinas
de una paciente hormonada.
Y a la semana siguiente,
computadas las hormonas,
les preguntó su paciente:
«¿Testasteis testosteronas?».
Cuando se detectan bajos niveles de testosterinidad lo mejor es tomar varias dosis de ácido acetilsalifollístico, que tiene toreína y erectitina.
ResponderEliminar¡Mano de santo o de santa, jejejeje!
Tu receta es infalible, Diego: solo falta alguien que se preste de mil amores a suministrarla.
ResponderEliminarSi encontráis a dicha persona no dudéis en comunicármelo...
ResponderEliminarEso está hecho: todo sea por el bien común.
EliminarSubscribo lo de Dyhego, pero esa mano nunca será santa.
ResponderEliminarAunque siempre tendrá un "toque" especial, ¿no crees, Jesús?
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