Pocas cosas hay tan tiernas y entrañables como un niño abrazado a su peluche; y si el niño está durmiendito, apaga y vámonos: la ternura se hace devastadora. El único alacrán que sucumbe a tanta lindura es Candidalgia:
Peluches infantiles,
siempre mullidos
para que el corazón
caiga en blandito.
Tierno.
ResponderEliminarNo muy escorpionero.
EliminarYo tengo la gran suerte de poder seguir viendo como mi pequeñaja sigue durmiendo con mil peluches. Es lo más tierno y entrañable que se puede ver.
ResponderEliminarComo el sueño de un niño, no hay nada.
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