Influida quizá por el delicioso lirismo que desprendieron ayer los versos de José Zorrilla, Candidalgia vuelve a la palestra con miel en vez de veneno:
Te adoro con tal fervor
que, cuando vienes, mi amor,
con un clavel en el pelo,
he de decirte: —Mi cielo,
le sientas bien a esa flor.
Por Dios. Vaya versos más preciosos. Eso es un piropo y lo demás son tonterías.
ResponderEliminarEn eso son maestros y doctores los albañiles.
EliminarDos bellezas unidas.
ResponderEliminar¿Cuál será la más excelsa?
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