Candidalgia recoge aquí una anécdota repartida entre el día de hoy y el de mañana:
Lucía bebía los vientos por Marcos, pero este nunca le dio a entender que la correspondiera. Un día Lucía sorprendió a Marcos escribiendo unos versos y, sin poder resistirlo, quiso asomarse a leerlos. El chico se resistió, pero ella, tenaz como un catarro, consiguió asir el papel, con tan mala fortuna que lo rasgó por la mitad y se quedó con la mitad izquierda del poema. Cuando lo leyó, Lucía se creía flotar. ¡Al fin se sabía correspondida!
MITAD IZQUIERDA DEL PAPEL
Mira, nena,
si eres mona,
que la pena
me abandona
Tu boquita,
tu nariz
¡Qué bonita
¡Qué feliz
Deja a mi alma
que te diga:
dame calma...
dame, amiga
Di que sí,
dame tu fe,
que sin ti
me moriré.
Ya estoy deseando ver lo que ponía en la otra mitad...jajaja.
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