Otra vez Ponzoñón. Hoy quiere demostrarnos la ambivalencia de las banderas, en esta época en que rivalizan tantas y tantas enseñas nacionales y pseudonacionales:
Según el amor y el celo
que uno sienta a su bandera,
puede usarse de señera
o, si no, como pañuelo.
Las banderas y los himnos no son santos de mi devoción. Saludos
ResponderEliminarEntonces podrás darles los usos que más te sean menester.
EliminarSiento envidia de los americanos al ver como aman a su bandera y a su país. Si aquí lo hiciéramos nos tacharían de facha.
ResponderEliminarYo también. La aman porque ahora son un país grande. Cuando España lo fue, también nos enorgullecíamos. Ahora, como somos una aceituna picpnchada en un palo, nos avergonzamos.
EliminarTú lo has dicho.
EliminarLa bandera es un símbolo y tiene su razón de ser, pero utilizarla para tirarse los trastos a la cabeza no me parece bien.
ResponderEliminarPero así es el hombre: cualquier excusa nos sirve de casus belli: la bandera, el idioma, el partido, la religión...
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