Lo que puede ocurrir si no poseen los rudimentos de una ciencia. El presente caso, verídico a más no poder, le sucedió a Viperio tratando al alacrán japonés que nos deleitó ha poco con un aguijón bilingüe:
Un japonés se enamoró de España
en Tokio, e hizo un pseudo-diccionario
de español-japonés lleno de maña
y de este peculiar vocabulario:
«Un perro regalado es un can-dado;
un nido de cigüeñas, cigüeñal;
un lenguado castrado, un deslenguado;
un gran moral sin moras, inmoral;
un miembro pequeñito es un membrillo;
un cónclave de osos, un osario;
una peste ridícula, un pestillo,
y un buscador de setas, un sectario».
Con su buen lexicón entre las manos,
el japonés se nos plantó en Castilla
y, tras hablar con cuatro castellanos,
arrojó a la basura la cartilla.
Si el hábito no se hace con la forma,
no basta a la razón ninguna norma.
Desde luego al japonés no le faltaba lógica a la hora de realizar su diccionario.
ResponderEliminarLa misma lógica que a un ordenador.
EliminarLos equívocos dan mucha risa.
ResponderEliminarY muchos problemas.
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