Ser padre conlleva a veces incurrir en contradicciones, sobre todo cuando entran en conflicto la bonita teoría del bien y la heterodoxa práctica diaria, que a veces nos avoca al incumplimiento de nuestras propias enseñanzas. He aquí un ejemplo anecdótico recogido por Chis:
De la mano iba un chicuelo
que se extrañó mucho al ver
a su padre recoger
algo que había en el suelo.
Con inocente recelo,
miró a su padre y le dijo:
«¿No me dijiste de fijo
que nunca, nunca cogiera
lo que encontrase en la acera?».
«Menos si es un euro, hijo».
Hay veces, que como padres, tenemos que incumplir algunas reglas y aunque intentemos que nuestros hijos no nos pillen siempre se dan cuenta...jajaja.
ResponderEliminarSobre todo si van haciéndose mayorcillos. Y cuando son del todo mayores, para ellos somos todo incongruencias y despropósitos.
EliminarHasta para coger un céntimo me agacho yo si hace falta. Son los céntimos de la suerte.
ResponderEliminarYo también me agacho, eso sí, con cierto digno disimulo.
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