Los pésimos gustos de las modas actuales chocan con los de Ponzoñón (y con los míos, dicho sea de paso):
¡Qué flaco favor se hubiera
Beethoven hecho a sí mismo
si, en vez de aquel gesto serio,
concentrado y decidido
con que quiso eternizarse,
hubiese puesto morritos!
Hubiera sido más recordado por sus morritos que por se arte.
ResponderEliminar¡Nueve sinfonías eclipsadas por unos morritos!
EliminarO sacar la lengua, como esa foto de Einstein.
ResponderEliminarYa, ya. Se ve que los genios flojean de cierta parte de la azotea (la no destinada a sacar fórmulas y composiciones).
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