Ayer fue San Valentín. Tras la ceguedad y el flotar del día de los enamorados, llega la realidad conyugal del día a día, la prole que normalmente sucede a los arrebatos de pasión. He aquí el ejemplo de aquellos que la fuerza de la costumbre curte en las lides del llanto, el insomnio, las lágrimas y la caca. Es de Chis:
Tras su llantina inhumana,
un padre acostó a su cría
sin poner como solía
su infausta alarma temprana.
Dijo la esposa: «Y mañana,
¿quién te levanta, solete?».
Y él dijo con sonsonete:
«Tranquila, no pasa nada:
la niña está programada
para llorar a las siete».
Una gran realidad. La vida misma. Los que somos padres la conocemos muy bien.
ResponderEliminar¿Qué se le va a hacer? El llanto es nuestro sistema primario de comunicación.
Eliminar¡Y no fallan! Además, los fines de semana se activan una hora antes, como en Canarias.
ResponderEliminarDeben de ser puntuales seguidores de las leyes de Murphy.
Eliminar