jueves, 31 de marzo de 2016

Fabulita

Ponzoñón nos obsequia hoy con una fábula que ni el buen gusto de Esopo ni el de Samaniego o Iriarte hubieran recopilado para su inmortal ramillete de moralejas:

LA TENIA Y EL EMBRIÓN

Pido primero perdón
antes de pedir la venia
si os provoco indigestión
al contar lo que una tenia
le decía a un embrión:
«No sé por qué padecemos
por parte del anfitrión
pareceres tan extremos
cuando, en fin, los dos comemos
de su misma digestión».
El pobre embrión le dijo:
«Porque el vientre que tú tomas
por hotel es mi cobijo,
y serás por lo que comas
un parásito, no un hijo».
Calló el gusano a la par
que muchos frescos que alegan
que su nombre o su solar
les da derecho a alcanzar
lo que sus obras les niegan.



4 comentarios:

  1. Los embriones se convierten en hijos que pueden llegar a ser unos parásitos, pues no se van de casa hasta los 40 años o más.

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  2. Un parásito causa daño,enfermedad e incluso la muerte sin darte nada a cambio. Un hijo puede causar los mismos daños,pero a cambio hace que seas más feliz.

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    1. Es verdad: mucho quejarse sobre el trabajo que dan los hijos y luego no se puede vivir sin ellos. Y la vida sería más oscura y aburrida sin ellos.

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