Hay muchas clases de vanidad y de presuntuosos. Este alacrán de
Ponzoñón va dedicado a aquellos que toman la enfermedad como un pugilato del yo más que tú:
«¿Que estás acatarrado y andas flojo?
Yo tuve neumonía, y mal curada.
¿Que tienes varicela? ¡Qué bobada!
¡Este es el quinto sarampión que cojo!
¿Que te has torcido un pie y caminas cojo?
Yo traigo media pierna escayolada.
¿Diez noches sin dormir? ¡Eso no es nada!
¡Yo llevo dieciséis sin pegar ojo!».
Maldito mártir a quien todo aqueja.
Ladrón de desahogos, nunca reo,
se arroga el monopolio de la queja.
Lo suyo siempre es más en un torneo
de historias clínicas, y a nadie deja
ganar en ningún síntoma el trofeo.
Parece una conversación de señoras mayores...jajaja.
ResponderEliminarSí: la una quita la palabra (que diga, la enfermedad) a la otra.
EliminarUf,madre mía,textualmente,vaya que parece que estoy escuchando a mi madrre :oP
ResponderEliminarAh,y no olvides incluir el nûmero de pastillas diario que toma :oD
EliminarAlgo de inspiración debo a su persona. Lo de las pastillas podría incluirse en un estrambote.
EliminarPor desgracia, hay mucha gente así. A mí me ponen de una mala leche que "me se" transfigura la cara y todo. No los puedo soportar.
ResponderEliminar¡Uf, verdad! Pero a mí se me transfigura la cara más que a ti, ¡como de aquí a Lima!
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