Por San Valentín, Candidalgia ha elaborado una alabanza al santo en unas estrofas algo raras llamadas ovillejos. Veamos qué le ha salido:
¿Quién hace al alma tilín?
Valentín.
¿Y qué provoca en quien ama?
Llama.
¿Y qué hay que dejarle abierta?
La puerta.
Y por eso, es cosa cierta
declararse prisionero
si el catorce de febrero
Valentín llama a la puerta.
¿Cómo decir mis amores?
Con flores.
¿Y qué cuesta un ramo entero?
Dinero.
¿Y quién paga tanta flor?
Amor.
Entonces, ¿es un error
demostrar cuánto se ama
a una fiel y hermosa dama
con flores, dinero, amor?
Pero ¿a ella le alegra, di?
Sí.
¿Qué es lo que opina en su seno?
Que es bueno.
Por lo tanto, ¿qué es amar?
Regalar.
Y si el amor, sin dudar,
es entrega en sus raíces,
si a ellas las hace felices,
sí que es bueno regalar.
¿Entonces tienes ya fe?
¿Qué?
Que si el amor te cautiva.
¡Viva!
¿Cuál es tu patrono en fin?
San Valentín.
Desde Roma hasta Pekín,
desde el rico hasta el mendigo,
que digan todos conmigo:
¡Que viva san Valentín!
Pues me gustan los ovillejos. Te han quedado geniales. Siempre se aprende algo nuevo contigo.
ResponderEliminarMuchas gracias, aunque conmigo se aprende más de lo mismo.
Eliminar¡Pues que viva!
ResponderEliminarDe vez en cuando, es buena la ingenuidad.
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