Ponzoñón sugiere a los que prefieren las mascotas a los hijos que, si lo que buscan es ahorrarse disgustos, egoísmos e ingratitudes, hay opciones aún mejores:
Dicen que un perro compensa
más que un hijo, porque aquél
te será por siempre fiel
y jamás irá en tu ofensa.
¿Y por qué tan buena prensa
con la mugre que acarrea?
Un mueble, en mi humilde idea,
es aún más agradecido,
pues no come, no da ruido,
no se caga ni se mea.
Mucha extrañeza me invade cuando veo a personas que tratan a sus mascotas como si fuesen humanas. Las visten, hablan e incluso las he oído decirles...ven con papá...Y lo pero de todo es que yo creo que dichas mascotas se sientes de verdad humanas. Ya mismo orinan hasta en el retrete y comen con cuchillo y tenedor...jajaja.
ResponderEliminarO un caso verídico vivido por mi cuñada: una mujer se llevó el perrillo a la iglesia y, cuando llegó el rito de la paz, ¡le hizo carantoñas y arrumacos!
Eliminarjajajajaja...no me lo puedo creer...
EliminarCosas veredes, amigo Sancho...
Eliminar¡Con lo bien que están los animales en la naturaleza...!
ResponderEliminar¡Y anda que los hombres!
EliminarLos animales se quieren mucho,pero nunca se pueden comparar con un hijo. Ni deben vestirse como personas ,pirque no lo son. Hay que quererlos por lo que son,y no porque los utilicemos como sustitutos
ResponderEliminarEso es lo que hace quien lo viste, quien lo peina y quien se gasta un riñón en peluqueros caninos.
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