Según Filosón, el hombre es el animal que, una vez satisfecho un anhelo, siente comezón e inquietud por otro mayor:
Cuando al fin tuvo una boca,
pidió dos labios también;
cuando tuvo un par de labios,
pidió entonces tener sed;
y cuando al fin la sintió,
pidió agua de beber;
y en cuanto quedó saciado,
pidió empezar otra vez.
Así es el ser humano. Siempre insatisfecho con lo que posee y quiere mucho más.
ResponderEliminarEso será lo que nos hace grandes.
EliminarDespués del agua, se pide cerveza. Y después un cubata. Y después un gintónic. Y después un mojito. Y después sidra. Y después champán. Y después cava. Y después una infusión. Y después un almax.
ResponderEliminarEsa conclusión es más ponzoñosa que la de Filosón. Pero con diferencia.
EliminarHas aunado dos defectus del ser humano: nunca está satisfecho y tropieza dos veces en la misma piedra. ¡Menudo aguijonazo!
ResponderEliminarUn alacrán de doble aguijón... ¡Vaya! ¡Qué imagen!
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