Alacrón vuelve con una fabulita sobre hormigas y osos, dos especies enfrentadas:
La única superviviente
de la cruel escabechina
que infligió un oso hormiguero
a una colonia de hormigas
fundó a objeto de vengarse
una casta de asesinas
que llamó hormigas oseras.
Adiestró a su infantería
en el odio empedernido
al género formicida,
y asaltaron con la furia
que da la venganza fría
la pelambre de un plantígrado.
Así que sintió cosquillas
en el lomo, el susodicho
fue a rascarse en las estrías
de un alcornoque, y tornó
las oseras en usías,
u síase en machacadas.
Cuando los lerdos replican
al dictamen de los sabios,
suele salirles la ira
por la culata; y si no,
preguntádselo a una hormiga.
La venganza no es un buen remedio, suele amplificar los problemas. Saludos.
ResponderEliminarY convierte los problemas en un perpetuum mobile de venganzas.
EliminarCuanta moral tenían esas hormigas.
ResponderEliminarLas hormigas ya se sabe que son insectos aparte.
EliminarSiempre que veo un oso hormiguero, me acuerdo del chistecito...
ResponderEliminarSí, el del perro-lobo que no se cree lo de que haya osos hormigueros.
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